miércoles, 15 de julio de 2015

En el mundo pues no hay mayor pecado que el de no seguir al abanderado – Paco Ibañez

Su música es una emotiva fiesta a la esperanza, la nostalgia, la libertad, la tragedia y también al horror que somos los humanos. El mundo actual con su técnica, su consumismo, sus vastas redes de comunicación hacen percibir una superficie distinta, pero la humanidad mantiene y conservará su esencia fraguada y sedimentada durante miles de años en los que hemos sobrevivido como especie y como sociedades.

A esa naturaleza humana es a la que canta Paco Ibáñez, y para ello hace resonar a los poetas del Siglo de Oro Español cuando entona: Es Amarga la Verdad de Francisco de Quevedo; de época anterior re-crea al Arcipreste de Hita con: Lo Que Puede el Dinero; un contemporáneo, George Brassens, retumba feliz y valeroso en las seis cuerdas de su guitarra y en las cuatro de su voz cuando de él interpreta La Mala Reputación.

Esta música es una contraposición al mundo de hoy donde lo vasto de la comunicación hasta aisla, donde el estruendo y la sensación efímera ahogan la belleza de la calma y lo perdurable, la humanidad sigue asentada y necesitada de su esencia, no hay que confundir el cascarón con la nuez.

Sus notas y poesía exigen calma, silencio, sensibilidad, como condición para que ellas se queden flotando en el ambiente y en el alma; todo esto es antagónico a las expresiones estridentes de hoy, que además vienen con fecha de vencimiento, como enlatados que hay que consumir y tirar tan pronto como pasa la última nota o cucharada...

@jairmontoyatoro
jairmontoyatoro@gmail.com

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